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Diría que le encantan los gatos. Pero también le gustan los perros, los caballos, las ovejas, las vacas... Siempre alcanza un espacio en su corazón para todos. Aunque es cierto que a ese perro calato lo quiere más. Y que hay una gata psicópata que le lleva ofrendas macabras a su cama de vez en cuando. Todo este amor por los animales o por la vida misma lo lleva metido en su ácido desoxirribonucleico, de manera que es una especie de Salvador Espinoza reloaded, una versión poco corregida y bien aumentada de su abuelo, a quien tanto admira...
Nuestra hermandad no es muy antigua. Pero en la amistad el tiempo es relativo. A veces se extiende como harina fresca sobre la mesa, como ese año nuevo en Colán con los pakos, o la coreografía improvisada del tiempo de vals que montamos el día de tu cumpleaños. Ingeniera civil, mujer emprendedora y soñadora empedernida. Mi deseo es que Marilia Feijoó nunca pare de soñar. Porque en esta vida que se pasa volando, ella sabe que lo esencial es invisible a los ojos
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